A veces, un pueblo, más que su vegetación, su gastronomía o el calor de la tierra, lo define su río y sus canoas. Lo define también la memoria colectiva que sobrevive por generaciones directas de tesoros humanos, quienes dieron colores y años irrepetibles a sucesos que ahora son fragmentos de oralidad, que se reconstruyen y se dibujan cuando alguien pronuncia el nombre de Cecilio Nigenda Molina, por ejemplo, quien murió el 18 de septiembre del 2017. En estos días, el maestro Cecilio no sólo fue un habitante más de esta localidad cuyo significado es lugar de las canoas, que, de acuerdo al cronista Martín Coronel Lara, fue un pueblo fundado a mediados del siglo XVI, “durante la Colonia fue un punto del Camino Real, que unía la Audiencia de Guatemala con México. Cecilio, hizo del árbol de Sabino el transporte más utilizado por la región. Hizo nacer de estos árboles más de 30 canoas que luego llevaron el nombre de La Golondrina, La Esmeralda, La mata siete, Dos picos y La Campesina. Tenía