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Nombran Tesoro Humano Vivo al maestro tintorero y tejedor Francisco Álvarez Montoya


Fue nombrado como Tesoro Humano Vivo el maestro Francisco Álvarez Montoya, distinguido integrante del Barrio de Mexicanos de la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, y reconocido por su labor como tintorero tradicional y tejedor del telar de pedal. 


Este nombramiento lo realizó el comité seleccionador de la Convocatoria Tesoros Humanos Vivos: Orgullo de la Chiapanequidad, convocado por el Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas. 

La postulación fue realizada  en conjunto con José Emmanuel Hernández Álvarez, el Consejo vecinal del Barrio de Mexicanos y el Centro de Textiles del Mundo Maya A.C.(CTMM). 

Don Francisco es un personaje querido y respetado por la comuna del barrio, y reconocido por su saber ancestral en el teñido y tejido de nahuas o enredos, así como por su participación devota en las fiestas patronales de la Virgen María, en el templo de la Asunción.

Desde el año 2022, el área de Servicios Educativos del CTMM inició en colaboración con Don Francisco y la maestra Katarin Laruelle una serie de entrevistas en las cuales se documenta en varios formatos su vida y obra que dan testimonio de la herencia del teñido con añil y anilina, saber que guarda en sus manos desde hace más de setenta años. 

La investigación una vez concluida se divulgará mediante publicaciones, simposios, cursos dirigidos a artesanos de Los Altos de Chiapas y talleres para niños.

El tintorero y tejedor Francisco Álvarez Montoya, conocido cariñosamente como Don Panchito, nació en 1941 en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, y desde los 10 años se ha dedicado al arte del teñido y tejido en telar de pedal en el Barrio de Mexicanos, también conocido como barrio brujo, de los brujos o de las manos negras, debido al trabajo con el añil. 

 

Hoy en día, es el único heredero vivo que cuenta con el conocimiento y ardua experiencia en los procesos de teñido de hilos tradicional. Aprendió el oficio de sus padres, su madre teñía y su padre tejía, al igual que sus tíos quienes vivían y trabajaban en el mismo barrio. 

 

Su labor ha sido fundamental para la preservación de la técnica con la que se elabora la tradicional tela para nahua o enredo. 

Durante la década de 1960 en el barrio de mexicanos llegaron a existir hasta veinte talleres textiles; el de Don Panchito era uno de los más modestos, con un solo telar. 

Desde entonces ha consagrado sus días al oficio, dedicando largas jornadas al teñido y tejido de la tradicional tela, ya que su proceso de elaboración tarda veinte días dependiendo del clima; asimismo requiere fuerza, disciplina y paciencia, virtudes que Don Francisco ha cultivado. 

 

El portador de la herencia del teñido con añil colabora año con año en distintas actividades cívicas como los desfiles de la Feria de la Paz, como representante de los oficios tradicionales que sustentan la riqueza cultural de San Cristóbal de Las Casas, ha encabezado presentaciones que evocan la memoria colectiva del barrio, la ciudad y la región de Los Altos de Chiapas, contribuyendo al reconocimiento otorgado por la UNESCO en 2015, cuando la ciudad fue declarada Ciudad Creativa.

 

Asimismo, diversos proyectos locales de comercio textil se han acercado al tintorero para conocer su trabajo, el cual fortalece directamente a la memoria colectiva del patrimonio textil en Chiapas.

 

Su trayectoria ha sido difundida en diversos espacios: fue portada del libro Menesteres de una ciudad real, que documenta oficios de San Cristóbal, y ha sido entrevistado por medios locales, nacionales e internacionales. 

 

Por su entrega, generosidad y compromiso con la preservación de la tradición textil, Francisco Álvarez Montoya encarna los valores del programa Tesoros Humanos Vivos. Su vida y obra son un testimonio de resistencia cultural y de amor por la herencia de los pueblos de Los Altos de Chiapas.



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