Por: Francisco Villalobos
Me fascina la danza y la poesía, a la fecha creo que la danza contemporánea y la poesía son lo mismo. […] Yo quiero que esto que me ha dado a mí habitar la danza, el cuerpo, el movimiento, lo puedan tener muchas mujeres, en un principio, y muchos hombres y niñas y niños.
Elegir esta carrera tiene que ver con lo que yo percibo, lo que este movimiento me puede aportar que es la libertad […] Zaira Lobato (2022).
Toda corporeidad en estado de danza está en ritualidad, en aprendizaje constante, en despertar al mundo, así lo refiere Zaira Lobato Luna (2009), bailarina, coreógrafa y activista social desde el cuerpo en movimiento, en el texto Del proceso creativo… De la vida… al decir:
"El aprendizaje está afuera. […] ¿Qué puede surgir después de pensar que el aprendizaje está afuera? O más bien: "¿Qué es afuera? Y si dijéramos que el único momento de estar adentro es en el vientre de nuestra madre, que comenzamos a aprender en el momento de ver la luz, o sea, desde que nacemos, entonces el aprendizaje es o debería ser una constante".
Esta constante de la que Lobato habla se encarna en el cuerpo de quienes danzan, de los que escriben el cuerpo y desde el cuerpo, de los poetas en movimiento, de quienes danzan la vida. Porque la danza es figura retórica, epistémica y ontológica, es decir, permite la presencia del ser, lo exalta, lo reconfigura, lo presenta, lo vuelve absoluto, pleno, gozoso, memoria y devenir… narración.
Esas narraciones, formas de componer y de hacer presente al cuerpo, las ha hecho, en Chiapas, desde hace 22 años, Zaira Lobato, mediante una forma particular de hacer danza, estableciendo un diálogo entre la poesía, el teatro y la performática, convirtiéndose así en una pieza medular para la danza contemporánea de nuestra entidad. Pionera de un género dancístico que se gestó a partir del Taller de Iniciación a la Danza Contemporánea que impartió, en el Teatro de la Ciudad Emilio Rabasa, en el año 2002, tal como ella lo narra.
"Cuando llegué [a Chiapas] empecé a trabajar, a dar clases, en el 2002 y 2003, en el Teatro de la Ciudad Emilio Rabasa.
"Trabajé en el Teatro de la Ciudad porque conocí al maestro Rodolfo Reyes Cortés. Abrí un taller de danza contemporánea, se llamaba Taller de iniciación a la danza contemporánea. Trabajé con Yeni González [y su grupo de teatro] que acababan de ganar el premio de teatro callejero. […] Este grupo de teatro callejero se iba a ir a la Muestra Nacional de Teatro Callejero a Zacatecas y necesitaba coreografía. Entonces, yo llegué como justo en el momento, primero con ellos y luego al Teatro de la Ciudad, a dar danza contemporánea. Porque no había nada, nada, nada".(Lobato, 2018)
La presencia de Lobato en Chiapas reveló y marcó, para muchos y muchas, el camino de la danza, pues, para aquellos que tuvieron, con ella, su primer contacto con la danza contemporánea, fue una experiencia de voracidad. “Porque había como mucha hambre y necesidad de esta cuestión diferente” (Lobato 2018), la necesidad, quizás, de experimentar una forma distinta de movimiento, una que no se quedara en la fábula representativa del folklor o en los cuentos de hadas del ballet, por donde ya habían transitado. En ese sentido, a los chiapanecos se les ofrecía algo novedoso, y por ende, buscaban a toda costa nutrirse de una técnica y filosofía de la danza con nombre y apellido, aquella que nos legara Martha Graham.
"Ellos recibieron muy bien la nueva técnica, nueva en la contrariedad del Graham como algo nuevo, nueva para el lugar y nueva para lo que se estaba haciendo. Es un poco como la historia de la danza a nivel universal, esta idea de ya estoy cansada de lo mismo, quiero hacer otra cosa y [tener] libertad". Lobato 2018)
Por lo anterior, el pasado 29 de abril; fecha en la que se conmemora el Día Internacional de la Danza, se reconoció, mediante una función coreográfica especial, el trabajo escénico, de liberación de conciencias y de inclusión de corporeidades diversas a la danza, que la maestra Zaira Lobato ha realizado, en Chiapas, desde hace 22 años.
Se dieron cita, para este festejo, una pléyade de bailarines y bailarinas de danza contemporánea, que en algún momento fueron alumnos y alumnas de la maestra Lobato, quienes interpretaron una diversidad de piezas coreográficas, destacando, por su originalidad, discurso poético y emotivo, las coreografías: Ominira Igbo, Los retratos de Elena, Ensueño, El surgimiento del Sospó, Invasión, Ni una menos y Renacer.
A decir de Los retratos de Elena, dirigida por David Serrano e interpretada por Abril Montalvo y el propio director, es una pieza redonda en su discurso y limpieza técnica. Además, en esta coreografía, Montalvo logra una sutileza interpretativa con la que conmueve al espectador y grita finamente, con el cuerpo, la experiencia del personaje que interpreta; sus movimientos son precisos en energía y contundentes en intención.
Es una pieza con gran sentido poético, cuyas imágenes nos develan un proceso investigativo y de exploración dramática que da fuerza al retrato que nos presentan. Al seleccionar esta historia, el autor, a mi parecer, se conduce por los conceptos de lo probable y lo necesario, para lograr unidad y verosimilitud en la ejecución de los movimientos y trazos coreográficos, mismos que interactúan armónicamente con el vestuario y la iluminación, siendo ésta última un elemento potencializador de la pieza.
Por otro lado, la composición de Arturo Villafuerte titulada Ominira Igbo nos invita a reflexionar, desde la poética del movimiento, sobre la afrodescencia; lo que esto implica a nivel social, desde el concepto de esclavitud y el de otredad, hasta una sonoridad que está impregnada en nuestras células. Las resonancias y el vibrar de ritmos “aptos para el trabajo y la fiesta, para la fuerza y el baile” (Zepeda, 2000), son vigorosamente interpretadas por el elenco de la compañía de danza del CEUNACH, quienes giran, se arrastran y saltan, para dibujar el latido del corazón, eco de los tambores, la marimba y el bullir de la sangre que reclama libertad.
Una libertad por la que aboga la homenajeada, quien al enunciarse y asumirse como afrodescendiente tiene la necesidad de aferrarse a la libertad, a buscar su libertad corporal y la de otras mujeres. Por ello, como cierre de la función, nos presentó su más reciente trabajo con mujeres de diversas edades y corporeidades, con las que busca sanar, a través de la danza, su cuerpo, su mente y sus emociones.
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