Texto: Karla Gómez
Fotografía: Cindy
Ramos
Karla Barajas
sentada en una silla de su comedor, trae el cabello suelto, una blusa blanca y
pantalón negro. Sonríe. La luz del sol se ha desvanecido por completo. Ahora
mira apoyada por una luz artificial que cuelga del techo de su casa. Hace unos
días encontró nucús y los guardó en un recipiente de plástico. Ha ido a la
cocina para sacarlo de su refrigerador y mostrarnos a la hormiga grande.
En el mes de
junio, cuando la tierra es acariciada por la lluvia, salen en la madrugada
nucús. Son delatadas por unos insectos negros, diminutos, delgados y con alas,
que le avisan a la escritora de minificción que los espere cuando el silencio
es un eco que adormece.
Desde la puerta de
su casa, ella observa cómo danzan bajo la luz de las lámparas. La lluvia ha
dejado su propio perfume, y su rostro en cada objeto que tocó. De la tierra van
brotando los nucús como agua, el alimento esperado por los y las habitantes de
Chiapas.
El nucú o
chicatana, es un insecto que se come en la entidad chiapaneca, así como en Centroamérica
y Colombia. Su textura y olor ha provocado que le llamen “el caviar chiapaneco”
y que con él se preparen inmensos platillos. A Barajas no sólo le gusta
degustarlos, sino también ha escrito sobre ellas en su propuesta literaria De
madrugada:
¿Quién las
defiende? La primera vez que salgan será la última, les arrancarán las alas y
la cabeza, las venderán en los mercados, las utilizarán en peleas clandestinas.
Quisiera decirles
¡chicatanas, nucús no vengan! Pero me traiciona el deseo de encontrarlas
volando de madrugada afuera de mi casa.
Karla Barajas
(Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, 1982), ha sido publicada en las antologías
Cuéntame un blues. Antología de Minificciones (Editorial La Tinta del Silencio,
2013); Cortocircuito. Fusiones en la minificción (Universidad Autónoma de
Puebla, 2017); y Resonancias (Universidad Autónoma de Puebla, 2018).
Publicó Neurosis
de los bichos (Colección Minitauro, La Tinta del Silencio, 2017), Esta es mi
naturaleza (Editorial Surdavoz, 2018), Cuentos desde la Ceiba (Colección
Bocanada, La Tinta del Silencio, 2019).
¿Por qué escribir
minificciòn y no cuento?
— Creo que hay que
escribir y que cada historia es orgánica, por lo tanto la extensión, así como
la forma, van a depender de la necesidad de los textos. Intento escribir cuentos y minificciones.
Colaboré con
revistas nacionales entre el 2004 y el 2013. En el 2004, llegó a mis manos el
suplemento La gran minificción, de la Jornada Semanal, lo cual me mostró que
había gente estudiando al género, antologías y también el nombre de algunos
cultivadores del género e investigadores.
En el 2013, fui
seleccionada para participar en la Antología Cuéntame un Blues, de
minificción. Tenía tiempo buscando
espacios que difundieran a la minificción y ese fue otro acercamiento que me
permitió encontrar a la Antología Virtual de Minificción Mexicana que coordina
Manolo O. Soto, con eso me fue mucho más fácil el camino autodidacta.
En 2017 publiqué
Neurosis de los bichos, me gustaba la similitud entre el tamaño de un insecto y
cómo éste puede cambiar una vida, a pesar de ser pequeño. A veces, las
minificciones dejan al lector intrigado, con cierto malestar, porque tocan
fibras como lo podría hacer un alacrán al picarnos. Otras veces nos dejan una
luz, como una luciérnaga en la noche más oscura. Son livianos, pero “el aleteo
de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”. Y, sobre todo, porque
quienes la cultivan son seres comunitarios y generosos que siempre están
creando juntos.
Creo que las
minificciones pueden cambiar el ritmo de nuestra vida, abrirnos los ojos,
transformarnos y perdurar en nosotras cada día.
—Este estado
sureño, con todas las problemáticas sociales, económicas y políticas, ¿cómo lo
piensas y desde dónde lo estás pensando?
—A Chiapas lo
pienso como el vuelo de los nucús en la madrugada y el olor que sueltan a la
hora que lo están cociendo. Como el olor y el sabor del café, porque soy adicta
al café; como el olor de los mercados; o los animalitos que ves.
Lo veo como la
violencia que se vive en una calle, pero también como la inocencia. Creo que en
Chiapas brilla la inocencia y una la puede plasmar de mil maneras. No sé si
todo el mundo la tenga, pero nosotros todavía estamos en esa etapa mágica que
algunos llaman surrealista. Cada día veo con asombro a mi estado, no me canso
de contarlo, ni de narrarlo, ni de estudiarlo, ni de descubrirlo. Me gusta la
forma en la que se habla en Chiapas, creo que cuando a nosotras nos daban
libros, pocas veces una encontraba la manera de hablar de un tuxtleco o un
comiteco. En lo personal, traté de llevar el “sos” o el “vos” y otras maneras
de hablar en las minificciones.
Trato de compartir
lo que veo y conozco. También aquello que quiero conocer. Que en las minificciones
exista un sabor a café, a nucú. Que quien lo lea, escuche las voces que
nosotras oímos al andar en una combi, estar en un parque o en una junta
escolar.
Para la entrevistada
decir “Soy escritora”, es asumir la responsabilidad de buscar hacer lo mejor
que se pueda. Ya que requiere horas de estudio y tener una voz. Esa voz la
comparte desde Neurosis de los Bichos y Esta es mi Naturaleza, así como en
antologías y revistas locales, nacionales e internacionales donde ha sido
publicada. Así también, desde su proyecto personal Nosotras Contamos, una
colectiva de mujeres escritoras y, Mi habitación, un muro donde colecciona sus
minificciones favoritas. Es una habitación propia de una geografía virtual. Un
lugar íntimo donde entran sus cercanos, autores y autoras que admira, y sus
amigas que se dedican a la minificción.
—¿Qué es la voz
para Karla Barajas?
—Es lo que tú eres.
Es lo que tenemos dentro y se puede pasar al papel. Adquirir un estilo, es una
manera de contar y de narrar desde lo que se ha vivido. Poco a poco vas
adquiriendo la confianza que tus letras se van a entender y la gente va ir
identificando tus escritos. Siempre hay que escribir desde lo que conocemos,
aunque sea fantástico.
—¿Por qué en tus
historias las protagonistas son niñas o mujeres?
—Porque me da un
poco de tristeza cuando maltratan a los niños y a las niñas. Te das cuenta que
la mayoría de veces ellos tienen una voz potente y sólida, que las personas
adultas intentan silenciar, a veces te dicen cosas poéticas o muy acertadas en
cuanto la crítica.
Los niñxs son muy
buenos haciendo crítica social, las cosas que dicen son totalmente acertadas,
pero rápido los callan. Yo creo que estamos desperdiciando un conocimiento y
una exploración de lo que somos en ellos. Creo que los niños y las niñas deben
ser retratadas, porque eso le va a permitir a algunas personas verse reflejados
y cambiar. Creo que la literatura puede cambiar, la literatura transforma a las
personas y brinda acompañamiento. Admiro a las mujeres que no se dejan. Las
mujeres que yo conozco, son mujeres que luchan por la independencia.
—¿Y los bichos que
tan importante son para tu escritura?
—Yo veía esa
relación entre bichos y minificción muy clara, porque son pequeños. Por ejemplo,
las luciérnagas, la luz que emiten en la noche, esa luz puede quedar en tu
memoria durante mucho tiempo y puedes evocarla. Lo mismo pasa con una
minificción, puede ser pequeñita, a lo mejor la leíste, pero se te va quedar
para toda la vida y te va acompañar, como esa luz. Mientras que una minificción
puede ser como un alacrán que te va a picar y te va a cambiar.
La pandemia causada
por la Covid-19, fue para ella una oportunidad para valorar la vida y saberse
parte de una comunidad. Asimismo, le permitió cursar talleres y diplomados,
clases que le permitieron continuar con esta profesionalización constante en la
literatura.
—Los diferentes
escritores de minificciones son dados a la camarería y a compartir lecturas y
antologías, por tanto, empezaron a difundir el género en este periodo de
pandemia.
Quienes tenían un
rechazo para este género, se dieron cuenta que hay lectores y hay premios, finalmente
lo que llamamos canon, esta aceptación.
Desde pequeña, la
lectura le permitía sentirse acompañada y saber que no era la única persona que
sufría o que tenía dificultades en la vida. Cuando cerraba algunos libros, no
solamente se había transformado el personaje, ella experimentaba cambios en sus
estados de ánimo. En una ocasión le estaba leyendo Macario, de Bruno Traven, a su
hermano y él se puso a llorar cuando entendió que Macario se moría.
—Yo quería
aprender a comunicarme. Deseaba jugar con la magia de las palabras, tan potente
que lograba transmitir emociones a las personas a través de la escritura. Así
que empecé a tomar talleres de narrativa en el 2004, porque asumí que quería
ser escritora y hacer un buen trabajo creativo. Sin embargo, nunca dije “escribo,
o me publicaron en esta revista o en aquella”.
Estudié Ciencias
de la Comunicación porque quería encontrar maneras de comunicarme con las
personas, me daba cuenta que era difícil establecer una comunicación cuando
jerárquicamente no estás al mismo nivel. Por ejemplo, doctores con pacientes,
maestros con alumnos, o padres con los hijos, ya sea por el lenguaje, la brecha
generacional y los estudios, es difícil lograr una comunicación.
Para mí era
compleja la comunicación oral. Me daba cuenta que había otras maneras de
comunicación y una de ellas eran las audiovisuales. Uno aprende a comunicarse
con diferentes herramientas y no solo la oralidad.
Escribir
minificción en Chiapas era como no esperar entrar al canón y a que me tomen en
cuenta. Pensaba escribir porque me gusta, profesionalizarse porque es lo que me
gusta.
Me gustaría
trabajar en comunidad, siempre nos fortalecemos, crecemos y podemos mejorar esa
visión. Apuesto mucho desde Nosotros Contamos, para poder apoyar el trabajo de
otras mujeres escritoras y ayudar a formarse a otras personas, pasar libros,
talleres y formar una familia literariamente.
Me gusta esa idea
comunitaria de lucha y caminar juntas. La comunidad es importante.
Al momento de
tomar el lápiz, hay pasión y disciplina. No hay pretextos o negociaciones, no
hay otra cosa importante que la escritura. Se puede caer la casa, pero sigo
escribiendo. La escritura te construye, es tu pretexto, tu apuesta, lo que te
levanta.
Comentarios
Publicar un comentario