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Árbol de Navidad causó sensación en la población tuxtleca de inicios del siglo XX



Foto: Archivo Roberto Ramos.


El Covid-19 ha modificado el encuentro con las familias y los seres queridos. Debido a ello, este 2020 y 2021 para el promotor cultural Roberto Ramos Maza serán un referente para el futuro como lo fue la gran epidemia de1918 y 1919. 

“Posiblemente algunas cosas cambien no solamente en cuanto a la fiesta navideña, sino en general, pero no soy optimista en el sentido de que vaya a determinar otras actitudes y otros comportamientos del ser humano en relación a sus semejantes y al ambiente”, menciona en entrevista.

Al cuestionarle si alguna vez Santa Claus había estado en aprietos por alguna pandemia, informa que, como el árbol de Navidad viene de costumbres muy antiguas,  así Santa Claus deviene del culto al santo cristiano Nicolás, pero surge, tal como lo conocemos, de una campaña mercadotécnica de la Coca Cola.

Foto: Archivo Roberto Ramos.


“ Su llegada a Tuxtla también  es tardía y todavía a mediados de siglo competía fuertemente con los Reyes Magos en el favor infantil. No conozco ninguna crónica local que hable de la epidemia de gripe española hace un siglo, pero dada la joven presencia de Santa Claus en Tuxtla, se puede decir que nunca se había topado con una situación pandémica como la actual. Incluso en los Estados Unidos, en tiempos de la gripe española, la figura todavía no conseguía la popularidad que ahora tiene. El árbol de Navidad tiene su origen en los pueblos germánicos y nórdicos y estaba relacionado con la celebración del dios solar precisamente en tiempos del solsticio de invierno.. Así que fue fácil asimilarlo a otra fiesta de la temporada, ya con el cristianismo. Su difusión desde su área original se dio lentamente hacia el resto de Europa y América, pero el siglo XX lo consagró como adorno universal. Insisto en que no deja de ser curioso que se siga celebrando de manera inconsciente el solsticio de invierno  y por lo tanto, el nacimiento del sol joven que promete la continuidad de la vida, que sería al final el simbolismo del árbol y sus frutos”, refiere.

Respecto al primer árbol de Navidad que llegó a Tuxtla, informa que es el que adornaba la casa de la familia Seippel de origen alemán: “Hay una foto de aproximadamente 1915 donde se observa a esa familia en torno a un árbol muy alto y de decoración muy sencilla, pero que seguramente causó sensación en la población tuxtleca de inicios del siglo XX, que poco a poco habrían de imitar esa costumbre. La foto que menciono fue tomada en la sala familiar de la casa que estaba en la esquina de la Avenida Central y Segunda Poniente”.

Foto: Archivo Roberto Ramos. 


Asimismo, da a  conocer que la costumbre del árbol de Navidad, vinculado a las tradiciones germánicas, llegó a México junto a Carlota y Maximiliano, “es decir en los años 60 del siglo XIX. Pronto se difundió en las clases adineradas de la capital y de ahí se difundió a otras regiones y estratos sociales”.

Sin embargo, destaca que a mediados del siglo XX, la costumbre del árbol navideño estaba muy arraigada en cierta parte de la población tuxtleca y para finales del siglo, ya era infaltable en la decoración de las fiestas de fin de año, no solamente en las casas, sino también en los espacios públicos. 

Por tanto, añade que a finales del siglo, el árbol y las llamadas “villas navideñas” ya habían desplazado a los más tradicionales nacimientos en muchos hogares de la ciudad:” Igual sucedía con las fiestas que ya se apegaban más a las modas que a las tradiciones. En esa época  eran comunes posadas y preposadas ya sin sentido religioso, aunque en muchas familias persiste la más local tradición de las nacidas y sentadas de niño con sus peculiares hojuelas y mistela. La cena navideña también se internacionalizó y comenzó a incluir ensaladas, fruit cakes y bacalao, junto al pavo   o el  pollo que era todavía lo que más se veía a mediados de la centuria”.

Foto: Archivo Roberto Ramos.


A decir de los lugares en donde se vendían los árboles de navidad artificiales, Roberto Ramos Maza indica que se adquirían en papelerías o cristalerías. Por lo que  asegura que  este rubro, seguramente tuvo también destacado papel la que podría llamarse la primera tienda departamental tuxtleca, la Casa Farrera, situada en pleno centro de la ciudad y que vendía todo tipo de artículos.

¿Qué  significado tiene la navidad para los tuxtlecos y las tuxtlecas?, se le pregunta, por lo que el promotor puntualiza que, ahora, es  una fiesta que significa reuniones familiares y de amigos en torno, a veces muy vagamente,  al acontecimiento central del nacimiento del niño Jesús:“En buena parte de la sociedad ha perdido su carácter religioso en favor del meramente festivo. No hay que olvidar que la celebración navideña parte de las festividades en ocasión del solsticio de invierno en el hemisferio norte,  de raíces milenarias. En el caso particular de Tuxtla, la fiesta también se adaptó al ciclo cósmico. Ejemplo de ello es la fiesta de la siembra para el belén zoque que todavía resiste en algunas  familias de la ciudad y que está ligado al ciclo ritual agrícola mesoamericano”.

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