Karla
Barajas, es una escritora que logra poner los temas cotidianos en la
literatura. Su visión del feminismo ha permitido que muestre personajes de mujeres
empoderadas y fuertes.
Desde
el 2004 ha publicado cuentos, minificciones e ilustraciones en periódicos de
Chiapas, así como en las antologías Cuéntame un blues, Antología de
Minificciones (Editorial La Tinta del Silencio, 2013); I Antología de Narrativa
Chiapaneca (Editorial La Voz en Tinta, 2018); Cortocircuito, Fusiones en la
minificción (Universidad Autónoma de Puebla, 2017); Memoria en blanco, Textos
del Primer Diplomado en Creación Literaria en Chiapas (Colección Biblioteca
Chiapas. Serie Las alas del sueño, 2017); “La Herencia”, en la II Antología de
Escritoras Mexicanas; y Cuentos desde la Ceiba (Editorial la Tinta del
Silencio, 2019).
Su
reciente libro Cuentos desde la Ceiba, es una plaquette perteneciente
a La Tinta del Silencio, Colección bocanada Número 7. Ahí se publicaron
alrededor de 20 relatos, cuentos y minificciones, distribuidos en 56 páginas en
total. Refleja las modificaciones sociales contemporáneas en su narrativa
mediante el estilo que la caracteriza con relatos, cuentos y minificciones.
Así
también, agrega humor y acidez a sus escritos, en donde sutilmente aborda temas
de género, social y cultural. Leerla en Chiapas, no significa que sus escritos
estén situados en esta zona geográfica sino más bien, son la extensión de un
país, de un continente, en dónde se encuentran esas voces que diariamente son
escuchadas pero ignoradas.
AC ¿Por qué le
diste el título Cuentos desde la Ceiba a tu reciente libro?
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Desde pequeña me llamó la atención cómo se construían personajes femeninos en
las películas de terror, las escenas en las que sentía empatía y que no
olvidaba eran aquellas en las que existían atmósferas cercanas a mí, como puede
ser una habitación y que dentro de ella viviera una paciente con una enfermedad
terminal.
En
cementerio de mascotas una mujer adulta llamada Rachel recuerda el sentir hacia
su hermana Zelda, quien tenía una discapacidad que le impedía salir de la cama
y permanecía acostada el día entero. A través del diálogo, el personaje
manifiesta cuál era su visión y sentir como niña frente a la enfermedad y
muerte. Ese era un recuerdo que escondía, intentaba reprimir y que se convierte
en un trauma en la etapa adulta.
Para
mí, lo más terrorífico de la historia, era la escena de la mujer diciendo: “Voy
a torcerte la espalda, como la mía, para que no vuelvas a salir de la cama
nunca”, porque era una metáfora de la acumulación de miedo, culpa y abandono
que vivió una niña hasta la etapa adulta. Existe lo ominoso, aquello que hace
de lo íntimo y lo doméstico: confortable, amigable, que nos brinda la sensación
de familiaridad y a la vez puede producir angustia y horror. Puede existir
locura en esos espacios en los que habitamos y un efecto siniestro. Eso es lo
que me a mí me atrae.
Richard
Billigham, a través de la fotografía explora la miseria y el alcoholismo en la
intimidad familiar. En David Lynch la dimensión doméstica, también es
recurrente. Lo que se obtiene al final es una sensación de angustia. A mí me
angustia la realidad porque tiendo a extraer lo más oscuro de ella, aunque
intente no hacerlo.
Cuentos
desde la Ceiba es un plaquette que conjunta minificciones, cuentos y relatos en
que los que sin importar el número de palabras, contarían en cada uno, partes
de la historia de un pueblo imaginario llamado San Cayetano y de lugares
cercanos a él, desde esa visión que es cotidiana, en una dimensión doméstica y
a la vez puede resultar perturbadora o maravillosa en algunos casos. Finalmente
me di cuenta que para mis fines era mejor usar los lugares que dados sus usos,
costumbres y tradiciones dotarían verosimilitud a mis historias.
Por
ello inicialmente la plaquette se iba a llamar; historias de San Cayetano y
otros lugares. Cuando iba a la mitad del proyecto escuché un poema de la autora
Artemisa Zamudio, el cual decía: “Dios te salve Ceiba mía/ llena eres de
gracia”, la palabra ceiba como deidad, como un cimiento cultural del sur se me
hizo bellísima y escribí un cuento para
encarnar a esa ceiba, se llama: La Herencia, el cual será publicado en la II
Antología de Escritoras Mexicanas, y no está incluido en la plaquette. Influyó
también, la escritora Sue Zurita con quien Karla Gómez, Merly Macías y yo
trabajaríamos un proyecto donde la ceiba tendría un lugar fundamental, por lo
que estaba continuamente pensando en historias alrededor del árbol. La
plaquette llama Cuentos desde la ceiba porque son cuentos desde mis cimientos
culturales.
AC: ¿Cómo surgieron
las historias de tu libro?
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Creaba minificciones y cuentos con lo que observaba y escuchaba; extraía tanto
lo más oscuro, como lo más luminoso arraigado en tradiciones y creencias de
diversos lugares. Por ejemplo, en la minificción de La Mapacha, la cual
mencionas, dice:
¿Otra vez metida en
el negocio? Encontré tu ropa brillosa, los calzones con lentejuelas, las
medias, las botas a la rodilla. ¡Hija, no tienes necesidad de estar metida en
esas cosas! No es de mujeres decentes estar rodeada de hombres gritándote:
¡Dale duro,
Mapacha, dale con todo!
Lo que haces no es
de Dios, recapacita, deja esas tonterías de ser luchadora.
Es
una historia que nos contó una mujer que nació en una colonia del municipio
Venustiano Carranza, en donde se educa de manera tradicional; sí se estudia,
pero regularmente lo principal es dominar los quehaceres domésticos, brindar
cuidados, formar una familia y trabajar. Además de estudiar una licenciatura,
ella trabajaba; había sido modelo, vendedora, miembro de una asociación de
escritores, siempre era un gusto escucharla y verla plena. El día que nos contó
su historia como luchadora vi un
diamante en ella. La escribí, años después, Delphine Nimmo eligió la
minificción y la tradujo al francés.
Hablo
desde mi terruño pero la condición humana es universal, apelo a ella en cada
historia.
Hay
por otro lado cuentos como Recuerdos, que se conforman justamente de fragmentos
de infancia, como era ir a los circos que se ponían afuera del estacionamiento
de Blanco Sol, oler las palomitas, tomarse una fotografías, tocar a un
elefante, cuando era niña no pensaba en el maltrato animal, sólo en la emoción
de ir al circo y quería que el tono de la historia quedara impregnado de esa
emoción.
AC:
¿Qué presencia ha tenido para ti la tinta
del silencio?
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La Tinta del Silencio es una editorial independiente, presidida por Anais Blues
y Luis Ramos, quienes con recursos propios han publicado autoras y autores que
escriben poesía, cuento y minificción, en América Latina; además de promover el
trabajo de sus autores en filiales, escuelas y encuentros de escritores.
En
el 2013, una minificción de mi autoría fue publicada en la Antología Cuéntame
un blues; ese fue mi primer acercamiento con la editorial y es cuando me enteró
que Ana es chiapaneca, egresada de la Universidad Autónoma de Chiapas, lo cual
me llenó de alegría porque debido a su trabajo son un referente en la industria
editorial dedicada a la publicación y difusión de la minificción.
En
el 2017, tuve la fortuna de publicar La Neurosis de los bichos, en el número
siete de la Colección Minitauro; y en este año, en el número 7 de la Colección
Bocanada: Cuentos desde la Ceiba. Para mí, esto es un aliciente porque la
editorial me ha respaldado desde el 2013,
ha confiado en lo que escribo, pienso y siento; y han tenido ese detalle
de darme un lugar en su casa editorial y llevarme con ellos. Se los agradezco.
AC:¿De qué se nutre
Karla Barajas?
KB: De las lecturas una se nutre y
con el paso del tiempo lees nuevas propuestas de las cuales aprendes,
disfrutas, y que te muestran otros caminos. En mi caso lo que hago es leer y/o
escuchar autores u autoras que me interesan. Hoy en día es sencillo porque
comparten fragmentos de obra en revistas electrónicas, cuentos o minificciones
en antologías, posteriormente busco sus libros, no siempre se encuentran, por
ejemplo tengo pendiente conseguir: Dientes blancos, de Zadie Smith.
Leí
Si lo propio del cuerpo es ajeno, publicado en la Revista de la Universidad de
México, luego busqué los libros del autor y encontré Un Diccionario sin
palabras y tres historias clínicas, y los ensayos que realiza el doctor Jesús
Ramírez Bermúdez, me llevaron recientemente a leer: El hombre con su mundo
destrozado, de Alexander Romanovich Luria, y El hombre que confundió a su mujer
con un sombrero, de Oliver Sacks (no lo he terminado).
Otra
manera es a través de diplomados, voy haciendo listas con recomendaciones y
buscando material. Me interesa leer a Ingrid Solana por la manera en que abordó
una clase acerca de Chantal Maillard. La última es por recomendación de
amistades, ahorita estoy leyendo: Largueza del cuento corto chino. Recopilación, prólogo, traducción y notas, de
José Vicente Anaya, por prescripción de Edgar Núñez.
AC:¿Quiénes son tus
influencias?
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Disfruto leer la poesía de Wislawa Szymborska, Olga Gutiérrez García, Rosario
Orozco, Óscar Oliva. Me gusta leer los
cuentos de Julio Cortázar. En materia de minificción he ido leyendo a diversas
autoras y autores, siguiendo las recomendaciones que hacen en sus libros entre
ellos: Ricardo Bugarín, Fernando Sánchez Clelo, Javier Perucho, José Manuel
Ortiz Soto, Miguel Antonio Lupián, Agustín Monsreal, Gabriel Ramos, Laura Elisa
Vízcaíno, Dina Grijalva, Pía Barros, Marcia Ramos, Angélica Santa Olaya, Gloria
Ramírez, Adriana Azucena, Azucena Franco, José Luis Zárate… El maestro Ricardo
Bugarín y Fernando Sánchez Clelo han tenido la generosidad de orientar y
mostrarme cómo puedo mejorar lo que escribo.
Y hay páginas como la Antología Virtual de minificción y, libros como
los de Violeta Rojo y Ana María Shua, Javier Perucho, que me permiten buscar
otras bibliografías como: Opio. Diario de una desintoxicación, de Jean Cocteau.
AC: ¿Qué significa
para ti leer y escribir?
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La lectura y la escritura son un refugio, en el cual recupero la calma que a
diario se desgasta. La escritura es ese lugar donde ordeno mis ideas, emociones,
cuando lo que escribo se publica y alguien lo lee, siento como si se sentara a
escucharme y hablar conmigo sin necesidad de tener otro estímulo visual o
sonoro más que los que guardé en mi historia. Cuando esas historias son
compartidas siento una satisfacción muy grande porque lo que escribí está
acompañando a alguien, por alguna razón, en algo se habrá identificado esa
persona y quizás logré hacer sentir lo que a mí me hizo comenzar a disfrutar
historias: sentir que no era la única niña que temía a la enfermedad y la
muerte, ahí estaba Rachel.
Aquí se conoce un poco más de la autora Karla Gabriela. Gracias por la entrevista que publican.
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