El escritor chiapaneco Luis Antonio Rincón García ganó el Certamen Internacional de Literatura Infantil FOEM con la obra El callejón de los niños olvidados, lo que para él representa una caricia al alma, una palmada en la espalda, una voz que te dice: “Vas bien, sigue trabajando, avanza otros pasos en tu proyecto”.
Aunque aclara que también es un compromiso, porque lo siguiente debe al menos aspirar a ser tan bueno como este libro dirigido a lectores infantiles: “Además del reconocimiento a tu trabajo por parte de un jurado especializado, lo cual agradeces una enormidad, te da la posibilidad de una publicación que con seguridad llegará a nuevos lectores, y también posibilita que tu palabra, tus historias, tu voz narrativa, recorran nuevas regiones”.
Sobre el libro comenta que, a partir de varias conversaciones con niños, incluido su hijo, recordó muchos de los miedos que vivió en la niñez, y que fueron reforzados por las historias de contemporáneos en varios ejercicios de memoria y nostalgia.
“Los miedos que tuvimos los niños de antes y los de ahora siguen vigentes, me refiero al miedo a los fantasmas y espectros, el miedo a los abusadores, a la muerte de nuestros seres queridos, a leyendas construidas entre todos. En El callejón de los niños olvidados no hay necesariamente una cura a esos miedos, pero sí la posibilidad de saber que no estoy solo o sola ante eso que me provoca pavor”, comparte.
El callejón de los niños olvidados se integra de cuatro cuentos en los que aborda distintos tipos de miedo: el temor a los fantasmas y la muerte, el miedo a las personas abusivas, los temores comunitarios y también la lucha contra los miedos internos.
En los cuatro casos las historias son vividas, a veces también narradas, por niñas y niños que viven en “El callejón de los niños abandonados”. Los cuatro cuentos son: El gran juego, en el que los habitantes del callejón juegan basquetbol con un fantasma; El viaje de Tincho, quien debe irse lejos para comprenderse poderoso y entonces vencer los miedos en su propio territorio; La reina de porcelana, que desquicia al barrio en su batalla mágica contra el mal; y De sombras y pensamientos oscuros, historia en la cual la protagonista lucha contra miedos internos que muchos hemos sentido desde la infancia.
¿Cómo escritor qué esperas de los lectores juveniles?
Creo que es al revés. Más que esperar algo de los lectores juveniles, espero que mis historias sean capaces de atraparlos, de encantarlos, de sugerir su lectura a otros. O, repensando la pregunta, quizá sí espero algo: espero que me den la oportunidad de entrar a sus corazones e inteligencia, concediéndome el honor de leer al menos las primeras líneas de mis libros.
Destaca que la lectura durante la niñez, adolescencia y juventud es el comienzo que nos permitirá tener a grandes lectores en la adultez: “Es importante que a esos jóvenes lectores se les ofrezca buena literatura, es decir, historias escritas con la calidad artística suficiente como para llevarlos a otros mundos, realidades, épocas, geografías. Si como autor estás ayudando a que ese goce exista, porque les estás ofreciendo buena literatura, desde ese instante estás cumpliendo con un gran cometido. Pero ese cometido puede no cumplirse o cumplirse a medias, si los libros no llegan a su público meta. Como corolario: considero que un buen libro de literatura infantil y juvenil no necesita esa etiqueta, pues debe gustar y hasta fascinar por igual a cualquier lector sin distinciones de edad”.

Comentarios
Publicar un comentario