Reportaje realizado por Diana Domínguez Palacios.
En el municipio de San Fernando, Chiapas los festejos de la Virgen de Candelaria comienzan el primero de febrero; cada año durante tres días (1, 2 y 3 de febrero) más de mil mujeres, niñas, jóvenes y adultas, bailan hasta caer la noche por las calles del pueblo.
Se cree que esta
tradición data de hace más de un siglo, pero el primer
registro fotográfico que se conserva es de 1968. En dicha imagen a
blanco y negro, un grupo de mujeres se reúnen para ir a agradecer a la Virgen.
Desde entonces llama la atención la mínima participación de los hombres en esta
festividad; solo algunos tamboreros y piteros que musicalizan los pasos de Las
Candelarias.
La religión católica festeja el 2
de Febrero como Día de la Virgen de Candelaria; el Niño Jesús cumple 40 días de
nacido y es llevado a presentar a la iglesia. En San Fernando, las señoras
descendientes zoques llegaban hasta la Ermita con sus niños para que fueran
bendecidos, para que la Virgen les diera salud y prosperidad, comenzaron así a
bailar en su honor y surgió esta danza única en México: Yomoetzé, que significa
el baile de las mujeres en Zoque.
En una fusión del catolicismo y la
cultura zoque, a través de la danza se despertaba a la madre tierra para que
comenzara a germinar. La ropa de las primeras Candelarias era la vestimenta de
las mujeres zoques, consistía en un huipil blanco con una tira negra bordada y
vuelo de encaje, falda de telar cuyos hilos se mandaban a traer de Guatemala,
pies descalzos o huaraches y un sombrero llamado de cuatro pedradas por sus
cuatro lados en la copa, hecho de palma.
Posteriormente se introdujo la nagüilla
de cuadros y colores, diadema de listones con los siete colores del arcoíris,
collares, pañuelos a la cintura y el peculiar sombrero charro. Producto de una
transculturización, retomándolo como identitario nacional, después de
1968 el sombrero de Jalisco fue desplazando gradualmente al de cuatro pedradas.
En la actualidad, desde las subidas de este accidentado pueblo pueden
observarse las lentejuelas de más de mil charros moviéndose al ritmo del tambor
y la flauta de carrizo, bajo los gritos de ¡Viva la Virgen de Candelaria!; un
espectáculo colorido y brillante.
Las mujeres mayores
se dividen en el llamado grupo de Las
Viejitas, las niñas y jóvenes en el de Las Muchachas. La danza
tiene varias simbologías, Las Viejitas son mujeres que ya han sido madres y
cargan a un muñeco que representa la maternidad de la Virgen; las muchachas son
niñas y mujeres solteras, que representan la virginidad de la Candelaria.
Antiguamente las mujeres zoques y las que no contaban con los recursos
económicos para comprar un muñeco bailaban cargando una calabaza al costado.
Las Candelarias bailan formando
círculos, dependiendo de la cantidad y la edad de las asistentes las niñas van
en un segundo círculo dentro del conformado por las más grandes. Cada círculo
danza en dirección contraria y van encontrándose de frente en cada ritmo. Son
cuatro tiempos distintos los que les dan el tambor y el carrizo, cada círculo
es encabezado por una mujer que debe conocer perfectamente los ritmos y dar la
señal a los tamboreros, la llaman puntera.
Las punteras han sido líderes del grupo
por muchos años en el caso de Las Viejitas y recientemente, en el caso de Las
Muchachas las punteras son seleccionadas por elección popular entre las
Candelarias. Actualmente, las punteras jóvenes y niñas llevan una corona
plateada en la copa del charro que las distingue del resto. En el grupo de Las
Muchachas después del baile con tambor también ha comenzado a bailarse con
música de banda.
La rutina de las
Candelarias durante estos tres días comienza desde las nueve de la mañana, se
reúnen en la casa de la puntera y van juntas a la Ermita de Candelaria, entran a misa para dar
gracias a la Virgen y posteriormente realizan el primer baile del día en el
atrio de este lugar. Luego caminan rumbo a la parroquia, dan gracias en la
Iglesia de San Fernando, patrón del pueblo, y bailan por segunda ocasión en la
explanada del Parque Central. Después recorren la cabecera municipal visitando
las casas de las familias que tienen una imagen de la Virgen de Candelaria o a
donde se les extiende la invitación.
Las casas anfitrionas después del
baile, acostumbran regalar a las muchachas alguna bebida, pozol o curadito, y
algo para comer, dulces u otras frituras. En la Ermita de Candelaria se recudan
fondos para la iglesia y muchas mujeres se dedican a cocinar y vender alimentos
durante esta festividad. La circulación de calles aledañas al lugar se cierra,
y se colocan los puestos típicos de feria, cenadurías, canicas, dulces. También
se coloca un templete para que durante las noches un grupo de marimba, banda o
cumbia con apoyo del ayuntamiento municipal amenice el baile popular.
Lupita de la Cruz Palacios, cronista
san fernandense, menciona que la veneración de la Virgen de Candelaria en San
Fernando comenzó en una Ermita de adobe sencilla y pequeña, sin puertas ni
ventanas; la imagen que seguramente debió haberse traído de España pertenecía a
una familia que se dedicaba a la fabricación de cuetes y toritos y que decidió
otorgarla en comodato a la Iglesia. Años después aquella Ermita fue derribada y
se construyó el inmueble que actualmente alberga a la Virgen.
“Cuando llegan las señoras a la Ermita,
llevan a sus niñas, unas chiquititas, otras más grandecitas; es un círculo, van
con sus hijas a darle gracias a la Santísima Virgen de la Luz de la Candelaria
y las niñas se dan cuenta, se hacen más grandes y también les gusta bailar.
Esta tradición y su traje original refuerzan nuestra identidad, nuestro origen,
para saber quiénes somos y adónde vamos. Confirma en las niñas la tan
esperada llegada de la Candelaria. Es una tradición de mucho compromiso y respeto”.
“Candelaria quiere decir candela, la luz. En este tenor, yo veo que durante tres días este punto
pequeño que es San Fernando para el mundo, con tantas mujeres que salen a
bailar, se ilumina y alumbra todo el planeta. Ahora las más jóvenes le han
colocado más lentejuelas al charro y si lo ves desde arriba todas las mujeres
brillan, es sorprendente”.
Actualmente el traje de Las Candelarias puede
adquirirse en algunas tiendas de ropa y accesorios en el centro del pueblo. El
vestuario completo, incluyendo el charro, puede variar de los 650 hasta los
1200 pesos aproximadamente dependiendo de la calidad de las prendas.
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