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Mi nombre es Boby: El perro que no tiene collar



La Compañía Nube Roja abrió las puertas del Teatro “Francisco I. Madero”, para recibir a un público dispuesto a estar en el escenario junto a Boby, un perro callejero que  a dos meses y tres días de vida cruzó la calle con medio pan que sirviò para completar la cena de su madre (Chispita), la cual poco a poco estaba perdiendo la vista. 
       El actor Manuel Jiménez, escenifica a Boby, quien con el recurso del monólogo, narra en un formato de teatro íntimo cómo un perro callejero le hinca el diente a los duros bocados de comida que yacen bajo el sol; escena que ejemplifica la problemática que este grupo observò en los latifundios de la colonia Bienestar Social de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
     Pese a las inclemencias del destino— él, hermano menor de cinco (dos hembras y dos machos), hijo de Chispita y el Kaawuamo — aborda de manera irónica los sucesos a los que se enfrenta, por no ser de raza, por no tener los ojos azules, porque le crujen las tripas.
En esta propuesta de dramaturgia colectiva están presentes temas como la libertad, la discriminación, la pobreza y la deshumanización. 

Boby, es un caminante del tiempo y de las adversidades,  por eso su vida es una constante resistencia. Como a la mayoría de perros callejeros, a él le encanta la libertad de las calles, sin embargo en esta vida no le es una dulce aventura. Como diría Héctor Lavoe: “La calle es una selva de cemento; y de fieras salvajes cómo no; ya no hay quien salga loco de contento; donde quiera te espera lo peor  (...)"



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