Otorgan la medalla Balún Canán al poeta Óscar Oliva, en el centenario del natalicio de Rosario Castellanos
Reconocen la trayectoria del autor de Lascas, quien, al
igual que Castellanos, ha dado voz a los más débiles y silenciados
El poeta Óscar Oliva (1937) recibió la medalla Balún
Canán en el marco del centenario del natalicio de Rosario Castellanos (25 de
mayo de 1935 - 7 de agosto de 1974), en el Auditorio Doctor Belisario Domínguez
Palencia, de la Universidad Autónoma de Chiapas, Campus VIII Comitán.
Durante el evento, Juan Carlos Gómez Aranda, coordinador
de asesores del titular del Ejecutivo, destacó los paralelismos entre la vida y
obra de Oliva y Castellanos.
“Ha dado voz a los más débiles, a los silenciados de
siempre, y, al igual que Rosario, Óscar es un chiapaneco universal que
enorgullece a sus paisanos y a todo México. Recibe el cariño de quienes
encontramos en tus palabras, en tus letras, un universo”, expresó.
Al tomar la palabra Óscar Oliva, el recién galardonado
por el Ayuntamiento de Comitán de Domínguez, agradeció el reconocimiento
otorgado a través de la medalla, especialmente en el marco del centenario de
una de las escritoras más relevantes del siglo XX.
Oliva rememoró su primer encuentro con Rosario
Castellanos, ocurrido en 1954 en Tuxtla Gutiérrez, acompañado de Eraclio Zepeda
y del coreógrafo y bailarín Rodolfo Reyes.
“Era amiga de los poetas Juan Bañuelos, Daniel Robles
Sasso y del escritor Javier Espinosa Mandujano, quienes nos la presentaron. Fue
también amiga entrañable del profesor catalán Andrés Fábregas Roca y del pintor
Héctor Ventura, quienes impartían clases en ese instituto donde yo estudiaba”,
compartió.
Destacó que mucho se ha escrito sobre la vasta y poderosa
obra de Rosario Castellanos, tan rica como su vida, aparentemente apacible.
“En sus momentos creativos recurría a los grandes
maestros: Homero, Virgilio, Eurípides, Saint-John Perse, entre otros, y seguía
leyendo la Biblia y el Popol Vuh. Con esa vitalidad, surgió el poema más grande
y hermoso de nuestra poeta: Lamentación de Dido. Sobre esta obra, escribió:
‘Lamentación de Dido, es además de un percance individual, la convergencia de
dos lecturas: Virgilio y Saint-John Perse. Uno me proporciona la materia y el
otro la forma. Y entonces sobreviene el instante privilegiado del feliz
acoplamiento y del nacimiento del poema’. Ahí está resumido lo que es la
creación poética, y lo que es la creación en todas las manifestaciones
humanas”.
El también integrante de La Espiga Amotinada y autor de
Estado de sitio, Lascas y Escrito en Tuxtla, resaltó que Castellanos rechazaba
toda forma de improvisación, ya que concebía la creación literaria como un
trabajo constante y exigente, lleno de fracasos y momentos de revelación.
Comentó que la vida y obra de la autora de Poesía no eres
tú, estuvieron profundamente integradas, transcurrieron en un mundo convulso:
“Vivió perpleja ante los acontecimientos que le tocó presenciar, con alegría
desbordada, pero también con tristeza, coraje y angustia frente a los problemas
de los más desvalidos y marginados, víctimas del poder absoluto”.
“Por eso escribió tanto y dominó con maestría todos los
géneros literarios, para llegar a más personas. Su voz también hizo periodismo,
con el que se acercó a nuevos públicos. Dedicó parte de su vida a la docencia,
aprendiendo con sus estudiantes, desentrañando poemas, cuentos, sus contextos y
significados. La escuché decir que no se puede leer a Arthur Rimbaud sin pensar
en la Comuna de París, ni a Martín Luis Guzmán sin el contexto de la Revolución
Mexicana. Afiló la crítica del lenguaje poético, sobre todo en su propia obra”,
concluyó Oliva.
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