Entre veladoras de colores e imágenes religiosas, el artesano Jorge Liévano restaura y pinta algunas esculturas católicas, que por descuido o accidente parecen mutilados. Desde “Místicos arcoíris”, local 205, del Mercado Rafael Pascacio Gamboa, Jorge, con tanto sólo 30 años de edad, le da continuidad a uno de los oficios más nobles y más olvidados en la actualidad. Sobre la mesa del negocio se observan niños Dios de todos los tamaños y años de antigüedad. Ellos, esperan ser reconstruidos para poder ser celebrados en nacidas o sentadas antes del 2 de febrero, Día de la virgen de la Candelaria. Otros santos se enfilan para ser coloreados y contar con aspecto de nuevo y fresco. Los diversos materiales, como: fibra, porcelana y madera, no son un impedimento para que él realice su labor, y logre cumplir con su don, con lo que sus manos pueden hacer y crear. Diariamente arregla de cuatro a 10 esculturas, aunque dependerá de la fractura y la elaboración de moldes pa